Capitulo III - Cien años de Soledad


Pilar Ternera había tenido un hijo de apellido Buendia, Jose Arcadio y Ursula aceptaron al niño de mala gana, este fue llevado a la casa de los abuelos, y ese niño le pusieron el nombre de Jose Arcadio, la abuela puso una condición que a este nunca se le revelara su origen. Jose Arcadio se volvía una autoridad en el pueblo y nada se hacia sin que se consultara antes con el. Ursula se encargo de toda la economía familiar, y así seria hasta los últimos días, con su industria de galletitas y peces de azucares. Por otra parte, Aureliano había dejado de ser un niño y era lo contrario a la imagen de su hermano, este era silencioso y meditabundo pues se había dado el oficio de la planteria. A Macondo llegaron unos traficantes de pieles que llevaron a casa de los Buendia y con ellos traían a una niña con una carta, esta carta era de alguien que los conocía y pedía a Ursula y Jose Arcadio que la acogieran ya que era de la familia lejana y no tenia padres, a esta le pusieron el nombre de Rebeca, no hablaba mucho y llegaron a pensar que era sordomuda y hasta el día de su muerte se llamaría Rebeca Buendia, descubrieron que esta comía tierra y cal de las paredes; después de los esfuerzos de Ursula dejo de hacerlo y comenzó a hablar. Con la llegada de la nueva gente a Macondo llego la enfermedad del insomnio y mas tarde la perdida de la memoria, pero gracias a Melquiades pudieron curar el virus y la enfermedad.

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