Capítulos del XV al XX - Cien Años de Soledad


 Aureliano Segundo se distanció, aún más, de Fernanda por la forma en que se comportó con Meme. Llovió cuatro años, once meses y dos días. Úrsula aseguraba que se moriría cuando escampara. 
José Arcadio Segundo seguía estudiando los pergaminos de Melquíades. La mujer, ya en sus últimos días, regresó el tiempo en su memoria y a los nuevos descendientes los confundía con los primeros. Rebeca murió a finales de ese año y Aureliano Segundo se hizo cargo del entierro. El nueve de agosto, José Arcadio Segundo se murió mientras conversaba con su hermano gemelo. Pocas horas después, Aureliano Segundo dejó de respirar cuando dormía en la cama de Fernanda. Los gemelos fueron enterrados en baúles iguales y volvieron a ser idénticos como lo fueron en la niñez. Aureliano no abandonó en mucho tiempo el cuarto de Melquíades. Había empezado a traducir los pergaminos; Amaranta Úrsula apareció sin previo aviso, con bellos vestidos, hermosos collares y con su esposo. Aureliano se mantenía encerrado en el taller y absorto en los estudios. Amaranta Úrsula acabó con las hormigas, revivió las flores, abrió las puertas y las ventanas. Una mañana, Amaranta Úrsula entró al taller y empezó a conversar con Aureliano. Este estaba profundamente enamorado de Amaranta. Se lo confesó a Nigromante, una muchacha con la que Aureliano pasaba muchas noches. Un día, Aureliano entró en la alcoba de su tía y la despojó de sus ropas. Lo que empezó en un forcejeo de resistencia terminó siendo un acto de amor y pasión. Con la partida de Gaston, Aureliano y Amaranta Úrsula se dieron a la tarea de amarse. La feliz pareja estaba esperando un hijo. Aureliano empezó a rastrear su origen pero no encontró a nadie que lo ayudara. El niño nació y lo llamaron Rodrigo. Cuando lo voltearon boca abajo descubrieron que el niño tenía cola de cerdo. La comadrona les dijo que podrían cortársela cuando el niño mudara los dientes, Amaranta Úrsula y Aureliano se quedaron tranquilos. Amaranta Úrsula se murió a los dias. Absorto en su dolor, Aureliano se olvidó de su hijo hasta que Nigromanta acudió para ayudarlo. Aureliano tuvo la revelación de encontrar en los pergaminos la historia de sus vidas y el trazo de su destino. Aureliano descubrió que su familia había estado condenada a cien años de soledad. 

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